
Nació el 6 de abril de 1982 en Castellón de la Plana. Iba para jugador de tenis, pero se lesionó jugando un torneo en Hungría. Después decidió estudiar fisioterapia hasta que su tía le inició en el mundo del teatro.
Aprendió interpretación, expresión corporal, baile moderno y acrobacia, pero su primer paso como personaje popular lo dio al ganar el título de Mister Castellón 2002.
Además de participar en varios cortometrajes y películas modestas, Silvestre alcanza el papel protagonista en La distancia (2006), película ambientada en el mundo del boxeo. Ya en ella quedaron patentes sus facultades, no sólo interpretativas, sino también físicas; una escena suya duchándose se cuenta entre las más vistas en YouTube.
Su despegue definitivo como actor revelación y sex symbol se produce con la serie de Tele 5 Sin tetas no hay paraíso, adaptación de otra serie producida en Colombia. Silvestre encarna a El Duque, un narcotraficante. Es el personaje «malo» imprescindible en las series de tipo culebrón, aunque gracias a la adaptación del argumento al gusto español, adquiere matices que le dan especial interés para la audiencia. Silvestre endurece su gestualidad, y su voz adopta un tono ronco que recuerda remotamente al Marlon Brando de El padrino. Este carácter áspero, combinado con otras escenas emotivas, dan a El Duque mayor atractivo ante el público femenino, lo que explica la creciente notoriedad actual de Miguel Ángel Silvestre.
Aprendió interpretación, expresión corporal, baile moderno y acrobacia, pero su primer paso como personaje popular lo dio al ganar el título de Mister Castellón 2002.
Además de participar en varios cortometrajes y películas modestas, Silvestre alcanza el papel protagonista en La distancia (2006), película ambientada en el mundo del boxeo. Ya en ella quedaron patentes sus facultades, no sólo interpretativas, sino también físicas; una escena suya duchándose se cuenta entre las más vistas en YouTube.
Su despegue definitivo como actor revelación y sex symbol se produce con la serie de Tele 5 Sin tetas no hay paraíso, adaptación de otra serie producida en Colombia. Silvestre encarna a El Duque, un narcotraficante. Es el personaje «malo» imprescindible en las series de tipo culebrón, aunque gracias a la adaptación del argumento al gusto español, adquiere matices que le dan especial interés para la audiencia. Silvestre endurece su gestualidad, y su voz adopta un tono ronco que recuerda remotamente al Marlon Brando de El padrino. Este carácter áspero, combinado con otras escenas emotivas, dan a El Duque mayor atractivo ante el público femenino, lo que explica la creciente notoriedad actual de Miguel Ángel Silvestre.
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